La sustracción forzada de órganos es una forma de tráfico de órganos en la que se mata a personas para extraerles sus órganos con el fin de trasplantarlos. El gobierno chino administra una industria de asesinatos por órganos que genera miles de millones de dólares.

En la década de 1980, China utilizaba órganos de presos condenados a muerte, una práctica que fue ampliamente condenada. Desde 1999, los practicantes de Falun Gong (un sistema de qigong y meditación budista) han sido el principal grupo de víctimas, llegando a realizar entre 60 000 y 100 000 trasplantes cada año. Desde 2017, los uigures (un grupo étnico turco predominantemente musulmán) y otras minorías del Turquestán oriental han sido encarcelados en un elevado número. Cada vez hay más pruebas de que actualmente el Partido Comunista Chino también los mata para obtener sus órganos. Tanto los practicantes de Falun Gong como los uigures se ven obligados a someterse a exploraciones físicas durante la detención para comprobar la salud de sus órganos.

Los tibetanos han sido perseguidos por el régimen chino durante muchos años y se cree que también pueden haber sido incluidos en el grupo de víctimas junto con los cristianos de la iglesias domésticas y otros.

PRACTICANTES DE FALUN GONG – Falun Gong es una práctica de meditación de la escuela budista basada en antiguas tradiciones chinas de salud y superación personal que sigue los principios fundamentales de verdad, benevolencia y tolerancia. La comunidad de Falun Gong se convirtió en víctima a partir de 1999, cuando el Partido Comunista Chino inició una campaña de persecución.

UIGURES – Los uigures son un pueblo étnica y culturalmente turco que vive en zonas de Asia central, incluida la región autónoma uigur de Xinjiang —Turquestán oriental— en el noroeste de China. Los uigures son predominantemente musulmanes sunitas, practican una forma moderada del islam y llevan una vida principalmente secular. En 2017, los uigures comenzaron a ser encarcelados en gran número y surgieron informes sobre exploraciones forzadas de órganos durante la detención.

Las evidencias de que China lleva a cabo un programa de sustracción forzada de órganos son contundentes.

En 2020, el Tribunal de China examinó una gran cantidad de pruebas y concluyó que “más allá de toda duda razonable, […] en China la sustracción forzada de órganos a presos de conciencia se ha practicado durante un período considerable de tiempo y ha afectado a un número muy considerable de víctimas”.

Más recientemente, doce relatores especiales de Naciones Unidas y expertos en derechos humanos enviaron una carta oficial conjunta al Gobierno chino en la que se indicaba que había pruebas creíbles de que se estaba llevando a cabo esa práctica. Lea el comunicado de prensa aquí y la carta oficial completa enviada a China (aquí).